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Refrigerador: almacenamiento de vacunas contra el COVID-19

Un producto médico de gran importancia y especialmente sensible ante la emergencia sanitaria por el COVID-19, son las vacunas. La correcta refrigeración de las mismas hace la diferencia y puede salvar vidas. ¿Pero por qué es tan importante dónde y cómo se almacenan las vacunas? En este artículo definiremos que es la cadena de frío y cuáles son las diferencias fundamentales entre un refrigerador científico y una nevera doméstica.

La lucha contra la pandemia del COVID-19 plantea varios retos. Uno es la manera en que se asegurará que las vacunas lleguen a toda la población, porque las mismas requieren condiciones muy especiales para su transporte y almacenamiento. La clave es la cadena de frío.

Cabe destacar que las vacunas son uno de los productos medicos más sensibles a los cambios climáticos, por lo que es muy importante conservar la cadena del frío y de esta manera evitar todo tipo de riesgos innecesarios que pueda dificultad su objetivo: combatir contra un virus.

¿Qué es la cadena de frío?

La cadena de frío es el proceso logístico para la conservación de productos inmunobiológicos (vacunas, bolsas de sangre, reactivos), desde el laboratorio productor hasta el usuario, que incluye los pasos de recepción, almacenamiento, distribución y transporte, de manera oportuna y eficiente, asegurando la preservación de sus características originales.

Por lo tanto, es necesario mantenerlos refrigerados constantemente, utilizando instalaciones y equipos adecuados en todos los casos: nacional, estatal, regional o distrital y municipal / local. La manipulación inadecuada, el equipo defectuoso o la falta de energía eléctrica pueden interrumpir el proceso de refrigeración, comprometiendo la potencia y la eficacia de las vacunas, así como la salud de quienes las reciban.

¿Porque que utilizar un refrigerador científico para guardar las vacunas contra el covid?

Pequeñas variaciones de temperatura que ocurren con frecuencia en las neveras domésticas pueden comprometer la efectividad de los productos biológicos, arriesgando la pérdida de material muy valioso como lo son las vacunas, y con costos significativos para las instituciones.

Investigaciones muestran un número importante de pérdidas de vacunas anualmente debido a una refrigeración deficiente, y hasta un 35% de las vacunas se ven afectadas por un almacenamiento inadecuado.

Esos altos valores, junto con los estándares de calidad y requisitos actuales, hacen que sea esencial utilizar equipos de refrigeración científicos diseñados específicamente para el almacenamiento de estos productos.

En cuanto a la vacuna contra el covid, tenemos que las dosis de Pfizer requieren un almacenamiento prolongado a -70°C, mientras que las de Moderna deben mantenerse a -20°C en el largo plazo. Ambas pueden durar períodos más cortos en un refrigerador normal, donde las temperaturas oscilan entre 2°C y 8°C. La vacuna Oxford/ AstraZeneca puede almacenarse y transportarse a largo plazo a temperaturas de un refrigerador normal.

En cualquiera de los escenarios anteriores, la aplicación de estas vacunas a escala global requiere una enorme expansión en la capacidad de la cadena de frío, para que las mismas permanezcan adecuadamente refrigeradas.

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