La fuerza centrífuga relativa o fuerza g (RCF) es la cantidad de aceleración que se aplicará a la muestra en el proceso de centrifugación. Depende de las revoluciones por minuto (rpm) y del radio del rotor. Es relativo a la fuerza de la gravedad de la Tierra. Un protocolo o método bien redactado deberá indicar que al momento de usar una centrífuga debe hacerlo usando fuerza g en lugar de las rpm porque el tamaño de los rotores será diferente dependiendo la marca y por lo tanto la fuerza g será diferente. Desafortunadamente, no todos los protocolos están escritos de manera precisa y las instrucciones se dan de manera incorrecta usando rpm. Por lo tanto, uno tiene que convertir la fuerza g (RCF) en revoluciones por minuto (rpm) y viceversa. Algunas centrífugas convierten automáticamente estas unidades otras no, pero para aquellos casos en que no, existen fórmulas para calcular esto.
Para que el rotor de nuestra centrífuga pueda funcionar sin problemas y de forma segura, debe estar siempre bien equilibrado. Un rotor puede equilibrarse adecuadamente siguiendo algunas reglas: Todas las cargas opuestas deben equilibrarse dentro de un cierto peso especificado por el manual de instrucciones del fabricante de centrífugas. Con algunas cargas parciales, puede ser difícil o imposible lograr la simetría correcta en ambos conjuntos de camisas opuestas. La solución más simple es llenar uno o más tubos del mismo tamaño con agua, o un líquido más denso si es necesario, y usarlos para equilibrar la carga simétricamente.